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La cantidad de cobre en los alimentos varía de acuerdo con límites establecidos por Anvisa. Sepa los motivos y como la industria alimenticia puede controlar porcentuales de acuerdo con la legislación.
El cobre es un metal pesado que está presente en el medio ambiente y en los alimentos, siendo fundamental para la nutrición adecuada de los seres vivos. No es porque si que alimentos que contienen cobre se deben ingerir para mantener la salud en perfecto estado.
Sin embargo, cuando hay exceso de ese nutriente en el cuerpo, pueden surgir problemas de salud que modifican el funcionamiento adecuado del organismo.
Eso sucede por diversos factores, ya sea a partir de la exposición directa al cobre en el ambiente o por la ingestión por medio de la alimentación.
Entender cual es la cantidad recomendada de cobre en los alimentos, prevista por las legislaciones sanitarias, es fundamental en la industria alimenticia, proporcionando seguridad alimenticia para los consumidores.
¿Por qué la legislación sanitaria establece límites para cobre en alimentos?
Por ser un metal pesado, cuando se consume en abundancia, la sustancia puede ser altamente tóxica para el organismo. Por eso, las legislaciones sanitarias establecen límites de cobre en los alimentos para evitar posibles reacciones tóxicas, proporcionando mayor seguridad alimenticia.
Entre ellas podemos citar el Joint Expert Committee on Food Additives (JECFA), un comité científico internacional administrado por la Organización Mundial de Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y Agricultura (FAO), responsable por limitar la ingestión y cantidad de cobre y otros metales pesados en los alimentos.
Además, las directrices y normas científicas de ese comité son la base para las legislaciones de países como Brasil.
Aquí es la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), responsable por reglamentar y gestionar los riesgos de contaminación por cobre y otros metales en los alimentos.
¿Cuál es la cantidad de cobre en los alimentos permitida en Brasil según la Anvisa?
Según la Resolución de Directorio Colegiado - RDC nº 487/2021 e Instrucción Normativa (IN) 88/2021, publicadas en marzo de 2021, los límites máximos tolerados (LMT) de cobre en los alimentos varían según el tipo de alimento.
Por ejemplo, la almendra de cacao posee el LMT en 40 mg/kg, mientras la miel, compotas o dulces de fruta en almíbar poseen LMT de 10 mg/kg.
Con relación a las castañas, incluso nueces, avellanas, almendras, pistaches y macadamia, la Anvisa modificó datos de LMT en mayo de 2022 en la IN 88/2021, aumentándolo de 10 mg/kg a 30 mg/kg, con la justificativa de que la cantidad anterior era desproporcional al suceso natural de cobre.
Es decir, la legislación sanitaria evalúa minuciosamente la exposición al cobre y el impacto a la salud en los alimentos.
El alimento más rico en cobre es el hígado, con 9,01 mg cada 100g.
Además de los límites relacionados a la alimentación, es importante entender cual es la cantidad recomendada de cobre para cada fase de la vida.
Cantidad recomendada de cobre por edad
Para recién nacidos y bebés hasta 6 meses, los datos son con base en la cantidad de cobre que está presente en la leche materna.
En ese caso, es esencial que la persona lactante tenga una dieta equilibrada, que proporcione la cantidad máxima de 1.300 μgCu/día, para suplir los 200 μgCu/día que los bebés, de 0 a 6 meses, precisan.
Entre 7 y 12 meses, ese número aumenta a 220 μgCu/día. A partir de 1 a 3 años, la cantidad es de 340 μgCu/día.
Según la edad aumenta, la ingestión de cobre también aumenta. De 4 a 18 años, por ejemplo, la recomendación diaria varía entre 440 μgCu/día a 890 μgCu/día.
A partir de los 19 años y hasta los 70, el consumo se debe mantener en 900 μgCu/día.
¿Cuándo el cobre pasa a ser tóxico para el organismo?
El límite máximo de ingestión de cobre es de 35 mg/día. Cuando el consumo pasa ese valor, el metal pasa a ser tóxico para el organismo.
Ese contacto puede suceder de diversas formas, no solamente por el consumo de alimentos que contienen cobre, sino también por medio de la exposición ocupativa a ambientes que tengan altos índices del metal.
Como esos químicos están presentes en el medio ambiente, la contaminación puede suceder a partir del contacto con esos agentes.
Está también la predisposición genética, como la enfermedad de Wilson, que afecta la capacidad de metabolizar el cobre del organismo, causando intoxicación en el hígado y en otros órganos, como cerebro, riñones y ojos.
Sin embargo, la ausencia de cobre en el organismo también es prejudicial. Síntomas como irritabilidad, vómito, diarrea y problemas neurológicos pueden indicar falta de cobre en el cuerpo.
Para reponer el cobre en el organismo es fundamental consumir alimentos ricos en ese nutriente, como huevos, hongos, chocolate, mariscos, hígado, etc. La suplementación también está recomendada, sin embargo, siempre con seguimiento médico.
Cobre en embalajes: posicionamiento del Mercosur
La legislación del Mercosur referente al cobre en embalajes es la Resolución GMC nº 46/06, publicada en Brasil por Anvisa como Resolución RDC nº 20/07.
La determinación es que apenas utensilios con las sustancias cobre, latón o bronce revestidos en la íntegra por capa de oro, plata, níquel o estaño, técnicamente puros, pueden tener contacto con alimentos.
El uso de equipos de cobre sin revestimiento para la elaboración de alimentos, de forma industrial o artesanal, se pueden utilizar de acuerdo con el criterio de la autoridad sanitaria responsable.
Además, el artículo 125 establece que los materiales no pueden tener más del 1% de metales pesados, como cobre, plomo, zinc, hierro y estaño en sus composiciones.
¿Cómo la industria alimenticia puede controlar la cantidad de cobre en los alimentos?
Es un hecho de que los metales pesados causan daños a la salud, como cáncer. Aunque el exceso de cobre no cause esa enfermedad, puede dañar órganos, como hígado y riñones, aumentando el riesgo del desarrollo de otras patologías.
La industria alimenticia tiene un papel fundamental en el control de cobre en los alimentos. Lo ideal es seguir las legislaciones sanitarias, respetando los límites establecidos.
Acciones esenciales, como control de materias primas, buenas prácticas de fabricación, monitoreo de procesos, entre otros, deben formar parte de la rutina, evitando la contaminación de los alimentos en todo el proceso de producción.
Control de materias primas
El control de materias primas, por ejemplo, garantiza que los insumos tengan los índices normales de cobre. Ese monitoreo se puede hacer a partir del análisis de laboratorio y selección de proveedores confiables.
Fabricación adecuada y monitoreo de los procesos
Además de ese control, es esencial que la fabricación de los alimentos se haga de forma segura, evitando la contaminación cruzada, por ejemplo.
El seguimiento de los procesos de producción tampoco se puede dejar de lado. Observar y evaluar la concentración de cobre durante la fabricación permite que los alimentos se produzcan de acuerdo con las legislaciones sanitarias.
Entrenamientos son esenciales
Todos los funcionarios de cualquier empresa de la industria alimenticia deben tener total conocimiento de las legislaciones sanitarias, pues son ellos los que manipularán el proceso productivo.
Entrenamientos son fundamentales para hacer la manipulación, procesamiento y control de cobre en los alimentos, además de otros metales pesados.
Además, el control de la calidad no puede faltar. Son las pruebas de calidad que pueden proporcionar datos, identificando posibles excesos en los alimentos que contienen cobre, evitando que llegue a la mesa del consumidor.